Suite Francesa es una novela inconclusa ambientada en Francia de 1940, en el momento en que las tropas alemanas llegan a París.
La primera parte de la novela (Tempestad en Junio) narra el éxodo de los parisinos en el momento de la ocupación. Son diversas historias que se van cruzando, desde Gabriel Corte, escritor egoísta y autoendiosado, los Péricand, una familia acomodada que se ve obligada a huir, los Michaud, cuyo hijo esta en el frente y no tienen noticias de él. Némirovsky nos entrega con un exhaustivo detalle la masiva huida de los parisinos. Es en este trance donde vemos lo mejor y lo peor de la sociedad, egoísmo, indiferencia, necedad, soberbia e incredulidad. Pero también vemos esperanza, esfuerzo y una capacidad (de algunos) de vivir pese a todo. En todo momento, en cada palabra y descripción bellamente lograda por Némirovsky, hay ironía y sarcasmo, se mezclan en partes iguales la belleza y la destrucción, la futilidad de la vida versus el apego excesivo a lo material.
La segunda parte (Dolce) describe las relaciones que se forman entre los alemanes conquistadores y los franceses invadidos. Es en estos capítulos donde Némirovsky cuidadosamente va armando un espectáculo interacciones, rechazos y desafíos que deslumbran. Lo que vemos es como lentamente, por la fuerza de la costumbre, las relaciones se van armando y se va aceptando una nueva realidad. Para algunos es más sencillo que para otros, algunos luchan aún contra estos invasores, otros apoyan el nuevo régimen sin dudar, excusándose de una manera tan contundente que es imposible no darles la razón de cierto modo y otros, les guste o no, se terminan enamorando, pese a todo, pese al odio, pese a los demás. Némirovsky nos presenta a seres humanos en toda su dimensión, con sus miedos, esperanzas, errores y odios, dejo de lado el facilismo de presentar al invasor como alguien a quien odiar y a los invadidos como los héroes que se van a redimir. Némirovsky nos presenta una sociedad compleja, contradictoria y en una situación extrema que a la que nunca pensó llegar; nos enseña que, queramos o no por la fuerza de la costumbre se llego a un equilibrio entre unos y otros. Equilibrio que fue roto con el asesinato de un alemán y luego con la marcha del ejército al frente Ruso. Increíblemente la sensación que queda en este pequeño pueblo francés es que los van a extrañar.
Irène Némirovsky vivo esto de primera mano y así como lo sufrió, murió en Auschwitz en 1942, dejando una hermosa novela inconclusa.
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Suite Francesa
