Reencontrarse con Daudet fue como revivir esas tardes de niño en las que jugaba en los parques a la guerra o a los piratas. Esos días donde las aventuras imaginarias eran alimentadas por historias como esta.
Tartarín en los Alpes nos trae a la vida a aquel extraordinario aventurero tarascones. Cazador de gorras sin par, defensor de una ciudad nunca sitiada y presidente de un club de escalada que sólo trepa colinas. Gordo y bonachón, fanfarrón y crédulo Tartarín ha llevado una vida placentera desde que volvió de cazar leones en Argel hace muchos años.
En esta ocasión Tartarín va a tener que esforzarse para mantener la presidencia del club de escalada tarascones. Con la grandilocuencia y romanticismo que lo caracteriza decide exponer su vida como experto escalador subiendo (sólo) el Rigi – Klum en Suiza…. el cuál para su sorpresa es una atracción turística que incluye un hotel de 300 ventanas y un ferrocarril.
Pero Tartarín no va a desmoralizarse por este absurdo hecho y decide escalar el Jungfrau sobre todo cuando Bompard, un tarascones como él, lo convence de la existencia de una compañía que hace que el turismo funcione como una máquina bien aceitada. Tanto es así que hasta los accidentes de escalada son parte de la experiencias que brinda la compañía.
Pero antes de iniciar la escalada, Tartarín se enamora (una vez más) perdidamente. Esta vez de una joven rusa llamada Sonia que ha sido exiliada junto con su séquito y están luchando activamente por la liberación del pueblo ruso. Tartarín se ve enfrentado por unos instantes entre su amor por Sonia y la obligación de escalar el Jungfrau, hasta que una comitiva tarasconesa lo vuelve a la realidad e inicia la escalada.
La aventura de Tartarín no hace más que empezar, es hilarante leer como es que este héroe con sobrepeso se queda atrapado en el hielo por el uso de sus famosos crampones Kennedy y nos da hasta cierto orgullo cuando sabemos que decide luego escalar el Mont Blanc para mantener el puesto de presidente del Club.
Tartarín en los Alpes es una novela amena no exenta de crítica social. Una historia de aventuras jocosas en donde la exageración viene de parte de los personajes. Todos ellos fanfarrones, divertidos, emocionales y de gran corazón.
Un libro para leer con una sonrisa que nos va a sacar más de una carcajada.