La narración salta del presente, con un narrador omnisciente, al pasado, con una narración en primera persona. La brutalidad de la muerte de Liliana junto con el amor y la férrea disciplina de Agustín Morales marcan la vida, no sólo de Chaparro, tambien de Sandoval y de Báez.
La narración es ágil, amena. Los dialogos totalmente sinceros y realistas; no hay afectaciones en ellos. La atmosfera general de una Argentina de gobierno militar, corrupta y con una justicia mediocre y letargica se siente en el libro.
Pero lo más importante es la delicada descripción de los personajes, cada uno más humano que el otro, inclusive los criminales.
La historia difiere enormenente en algunos puntos de la película. Entiendo que por recurso narrativo del cine, se tenga que adaptar; pero hay cambios y cambios.
Creo que este libro es una buena muestra de lo que es una narración extraordinariamente bien llevada.