Mister Bones luego pasa por dos amos mas, Henry Chow y la familia Jones, cada una con su dosis de aventuras y desventuras, siempre desde el punto de vista de un perro vagabundo.
Auster logra atrapar con esta historia fácilmente, la narración fluye sin tropiezos y las descripciones te llevan de la mano de un sótano maloliente donde Willy esta creando su “sinfonía de olores” a un bosque casi paradisíaco donde Mister Bones es una pieza crucial en un juego de tensiones familiares.
Sin embargo, lo más saltante de este libro es la propia actitud de Mister Bones; Auster logra plasmar a lo largo de todo el libro lo que a un perro lo hace el mejor amigo del hombre; el amor incondicional y la empatía por sus amos. A cada encuentro, en cada familia con la que vive; Mister Bones es el retrato perfecto de un perro fiel que sólo desea agradar a sus amos y ser feliz con ellos.
Es un libro que merece ser leido y disfrutado de inicio a fin; es la odisea de Mister Bones para llegar a aquel lugar donde va estar con Willy, es el viaje de Mister Bones a Tomboctú.