“Un mal necesario” cierra la por completo la trilogía de Tregillis. Los cabos sueltos se rematan y la historia real como la conocemos vuelve a su cauce.
Es difícil comentar este libro sin dar avances del mismo o de la trilogía. El seguir leyendo estas notas queda bajo su propio criterio.
El final de “La guerra más fría” nos deja con un mundo siendo destruido por la ira de los eidolones y a Marsh viajando al pasado para detener esta destrucción. Los planes de Gretel se han llevado acabo tal como ella quería, obligando a Marsh a realizar este viaje como única alternativa para salvar el mundo y salvar a Agnes, su hija muerta durante el bombardeo a Williton.
Marsh aparece en el mismo momento en que Gretel esta siendo interrogada en la recién formada Asclepia en 1940 y tiene dos objetivos en mente, la destrucción de Von Westrap y sus descubrimientos y la aniquilación de los brujos de Asclepia.
Con un conocimiento imperfecto de un futuro que está siendo reescrito el Marsh del futuro asume la identidad del comandante Lidell-Stewart y convence al Marsh de 1940 que debe de viajar con Gretel y Klaus a Alemania para destruir las instalaciones de Von Westrap.
Tregillis nos mete de lleno y ya sin contemplaciones en dos puntos de vista y dos experiencias de vida diferentes de la misma persona. Por un lado tenemos Lidell-Stewart que se debate entre su obsesión por destruir a Gretel y el tener frente a él a su familia antes que fuera aniquilada. Sabe que tiene una misión que cumplir y sin importar el costo lo hará.
Por otro lado tenemos a un Raybould Marsh recién casado que se ve manipulado tanto por Lidell-Stewart como por las obsesiones amorosas de una Gretel con complejo de Dios.
La historia que Gretel ha elegido para su bien personal empieza poco a poco a separarse del cauce que marcó. Al principio pequeñas diferencias casi sin importancia hacen tambalear su seguridad, hasta que las diferencias se hacen insostenibles.
La historia avanza a un ritmo bastante rápido, con una gran dosis de acción y enormes cuestionamientos por parte de todos los personajes, sin embargo estos cuestionamientos no aumentan la profundidad de los mismos.
Una de las grandes diferencias que se hace extrañar en este libro es la presencia de Klaus y de Reindhart. Ahora son meros actores secundarios luciendo más como escenografía que como personajes con profundidad como lo fueron en “La guerra más fría”.
Otro aspecto que me pareció muy poco explotado es la degradación de Gretel. Aunque cuando empieza a perder la habilidad de predecir el futuro se ve que esta mujer empieza a consumirse lentamente, da la impresión de ser una historia secundaria, algo anexo a la vida de Lidell-Stewart, un bulto que tiene que cargar consigo.
El libro cierra por completo el tríptico de Asclepia, una buena gran historia, interesante y entretenida. No la mejor, pero si cumple con mucho éxito la premisa básica de entretener.