Tal vez una de la ciencias menos excitantes para el profano es la arqueología. El hecho de estar excavando cuadrante por cuadrante durante años en un desierto para poder descubrir uno o dos fragmentos de vasijas no ofrezca muchos atractivos para el hombre común pero C.W. Ceram supo hacer que estas expediciones tengan la grandeza de una historia épica (en algunos casos lo son) y nos presenta los descubrimientos que hacen los arqueólogos como hechos que cambian al mundo (que en algunos casos, lo cambian).
La obra de Ceram está dividida en cinco partes, cada una de esas partes está referida no a una cultura si no a una región geográfica en particular en donde se pudieron amalgamar varias culturas.
El primer libro es El libro de las estatuas, el cual se centra en el mediterráneo, con mucho ingenio Ceram nos presenta a los precursores de la arqueología como Winckelmann (el primer catálogo serio hecho), D’Elboeuf y otros que dieron los primeros pasos en las actividades de excavación, recuperación y catalogación de los restos.
Luego de dos capítulos introductorios pero ágiles nos embarcamos en una verdadera aventura de descubrimientos.
Empieza con Schliemann y Troya. Como una obsesión de juventud pudo hacer que este empresario millonarios se embarcara en una empresa en la que nadie tenía esperanzas pues se basaba exclusivamente en las anotaciones de Homero. Alimentado más de esperanzas que de conocimientos, pero con mucho criterio y bastante buena suerte Schliemann hizo del descubrimiento de Troya no sólo un hecho que remeció el mundo en su momento (la ciudad ficticia no lo era, los héroes de Homero eran reales, el tesoro de Príamo fue encontrado) si no una aventura digna de Hollywood. Con el mismo Schliemann buscamos y encontramos a Micenas y la tumba de Agamenón (otro héroe mitológico que no debió existir).
Lo que sigue de este primer libro son la excavaciones y descubrimientos logrados en el mediterráneo por una persona que fue movida básicamente por un impulso romántico pero que con una capacidad e imaginación indoblegables le cambió la cara a la arqueología por completo.
El segundo libro es el libro de las pirámides, en donde se enfoca en los descubrimientos hechos en el valle de los reyes, las vicisitudes que tuvieron que pasar los diferentes personajes que tuvieron que ver directa o indirectamente, empezando con Denon quien estuvo con Napoleón durante la campaña de Egipto y retrató con su pluma ruinas, jeroglíficos, todo lo que estuviera a su alcance. De Denon pasamos a Champollion y las privaciones y esfuerzos que tuvo que pasar para poder descifrar la escritura egipcia. Las aventuras en el valle de los reyes no dejan duda de lo extraño y difícil que fue luchar no sólo con las autoridades, también con las supersticiones y con los propios saqueadores de tumbas. Los descubrimientos se van dando desde Petrie y la tumba de Amenemhet hasta Carter y Carnarvon con Tutankamón, el descubrimiento más importante hecho en Egipto. El impacto de los descubrimientos y la dificultad de los mismos esta narrada con maestría, como si fuera (y en algunos aspectos lo fue) una gran aventura.
El tercer libro es el libro de las torres. Dedicado a las culturas que se desarrollaron en Mesopotamia. Aquí los problemas fueron de otra índole. Había que descubrir civilizaciones que sólo eran referencia en la biblia. Tomadas como algo mítico. Pero no sólo fue el descubrir que algunas de esas ciudades realmente existieron. También fue el descifrar una escritura de la que no se tenía referencia alguna (en el caso egipcio, la piedra Rosseta tenía inscripciones en griego). El descubrimienteo de Nínive por Botta dio inicio a una maquinaria de búsquedas y excavaciones que ayudaron a desentrañar los misterios de una cultura sumamente antigua pero que ha empapado de tradiciones casi todo lo que conocemos (desde Noé hasta los sobornos). Desde Babilonia hasta Sumeria vemos los grandes esfuerzos y trabajos realizados por notables descubridores que lograron hacer que nuestro minúsculo conocimiento de la humanidad se expandiera hasta unos 4000 a.c.
El cuarto libro es el libro de las escaleras, en donde se centra en las culturas que se desarrollaron en centroamérica. La primera gran dificultad que existe para este tipo de exploración es que en el caso de los Aztecas fue una cultura que no decayó, fue eliminada. Conocemos como fue conquistada, que hicieron los españoles para que una cultura tan fuerte y arraigada desapareciera en tan pocos años. Pero el propio celo católico y la ignorancia de la época prácticamente barrieron con todas las tradiciones autóctonas. Las dificultades de la exploración y descubrimiento son otras. Estas civilizaciones no se mueven por los cánones normales de occidente. Tuvieron sus propios ciclos y los calendarios regían sus vidas. No conocían el arado pero eran capaces de grandes obras de arquitectura. Sus formas de migración fueron un rompecabezas para los eruditos por muchos años. Pero al igual que los anteriores libros, no deja de estar plagado de aventuras, buenas intenciones y situaciones graciosas que al final desembocan en una serie de descubrimientos que pusieron a las culturas Azteca, Maya y Tolteca en el lugar que les corresponde, al lado de Egipto, Babilonia y Grecia.
El quinto libro es sobre los libros de historia, en donde deja muchas interrogantes sobre culturas como la de los Hititas o los Incas. Deja la puerta abierta para que otros exploradores y descubridores se internen en este extraño mundo de paciencia y suerte en donde al golpe de pico vamos redescubriendonos como humanidad un trozo de cerámica a la vez.