El nombre original en francés de esta obra es “D’entre les Morts”, “De entre los muertos” y es la novela original que Hitchcock usa como argumento para la película vértigo.
El inicio de la historia nos sitúa en Francia poco antes de iniciarse la segunda guerra mundial. Roger Flavieres es un ex policía ahora abogado que recibe la visita de un compañero suyo de la universidad, Paul Gevigne el cual llega con un encargo fuera de lo común. Madeleine su mujer se comporta de manera extraña y lejana. Sospecha que de alguna manera la abuela muerta de Madeleine está tomando su personalidad y le pide que la vigile por que teme por su vida.
Flavieres toma el caso con grandes dudas y casi resignado. Empieza a seguir a Madeleine y nota en ella un comportamiento errático y distante. Poco a poco desde lejos empieza a enamorarse de su belleza y fragilidad hasta que Madeleine intenta suicidarse y Flavieres la salva. Esto cambia la dinámica haciendo que Flavieres esté más cerca de Madeleine sin que Gevigne sospeche.
Flavieres se encuentra en un intenso conflicto interior tanto por pensar que efectivamente Madeleine es de alguna manera la reencarnación de Pauline Lagerlac como por la traición que le hace a Gevigne al haberse enamorado de Madeleine. Pero Madeleine tiene sus propios designios y estos los lleva a ambos a una pequeña capilla a las afueras de París en donde la historia da un giro que convierte esta narración en una novela espectacular…
Mientras disfrutaba de esta lectura podía entender por que Hitchcock había elegido justamente esta historia. Intensa, muy bien narrada, con grandes espacios interiores llenos de conflictos y dudas. Obsesiones que desbordan a los propios personajes y amores que se esconden bajo varias capas de miedo. Todo esto teniendo como marco una Francia que se debate entre los inicios de la segunda guerra y trata de florecer luego de terminada esta.
Vértigo es una novela detallista, introspectiva. Una historia de suspenso que nos mantiene enredados en la lectura. Pero sobre todo es una historia de obsesiones, miedos y pequeñas sorpresas que cada tanto logran que nos den sobresaltos.
Cómo es usual la comparación entre la novela y la película es obligatoria. Particularmente creo que la película es mejor que el libro, pero por muy poco. La maestría de Hitchcock logra llevar a la pantalla la obsesión del protagonista a límites extraordinarios (la escena de la peluca plasma con una exactitud terrorífica esto). Pero sobre todo el final. Ambos diferentes, ambos con la misma fuerza y pasión y ambos nos dejan satisfechos. Pero el de Hitchcock convierte la película en una obra de arte.
Tanto para el cinéfilo como para el lector, este libro es uno de ellos que deben ser leídos y disfrutados en su totalidad.
Como punto final, Boileau y Narcejac han sido una gran sorpresa como escritores, habrá que buscar más libros de ellos.