Síntesis del libro:
Durante la segunda guerra mundial, en una Alemania cada vez más oprimida Liesel Meminger encuentra fuerzas para seguir adelante gracias a los libros y a un solitario y temeroso judío que se esconde en su sótano.
Trama general:
Narrado desde el punto de vista de la muerte, la cual aparece cálida y cercana como si fuera una vieja amiga, conocemos a Liesel Meminger. A sus diez años ha enterrado a su hermano, fue dada en adopción por su propia madre y sólo tiene como recuerdo un libro que robó a un enterrador. Con este magro equipaje Liesel llega a Molching a vivir con los Hubermann, unos completos desconocidos.
Hans y Rosa Hubermann son una pareja muy particular. Por un lado Hans es un hombre de infinita paciencia y calmado. Sobreviviente de la Gran Guerra, pintor de brocha gorda y acordeonista con más pasión que técnica, mientras que Rosa es una mujer robusta de fuerte y explosivo carácter, con una rudeza y tosquedad que enmascaran su gran corazón.
Liesel aprenderá a vivir y a recuperar el sentido de la vida junto a esta pareja. Descubrirá los secretos que guardan las palabras noche tras noche gracias a los esfuerzos de Hans, será consciente de las dificultades económicas que están pasando cuando acompañe a Rosa casa por casa a cobrar por el servicio de lavado que realiza y ve como las puertas se le van cerrando día tras día. Va a cultivar amistad con chicos de su edad y tendrá un mejor amigo y pretendiente en Rudy Steiner. Un impulsivo y valiente muchacho.
La vida de Liesel hubiera transcurrido sin mayor novedad, sobreviviendo a la guerra un día a la vez, como la mayoría de alemanes, hasta que Hans se obliga a cumplir una promesa y alberga en su sótano a un judío, Max Vandenbug. Temeroso como un ratón, sucio y con un infinito sentimiento de culpabilidad que nos golpea en lo más profundo.
Pese al crimen que implicaba ocultar a un judío, Liesel y Max van a desarrollar una fuerte amistad, reforzada por las palabras de los libros que Liesel va a robar de la casa del alcalde de Molching. Max empezará a vivir a través de las historias que noche tras noche Liesel le va contando. Las paredes del sótano se convertirán en una suerte de lienzo para darle a Max una probada del exterior.
Todas las historias, todos los personajes, todas las situaciones tienen como una sombra imponente y aterradora a la inmensa y despiadada maquinaria del nazismo. No se puede vivir, comer, respirar o siquiera pensar sin que aparezca alguna referencia a ello, siendo casi asfixiante su existencia.
Pese a los ataques aéreos, pese al reclutamiento forzado, pese a los muertos y al nazismo, Liesel va a convertirse en algo más que una sobreviviente, va a ser la ladrona de libros, una chica con una historia única de una amistad imposible en una época dura.
Apreciaciones:
“La ladrona de libros” es una historia bellamente contada, conmovedora, divertida, humana, real.
Cada uno de los personajes, cada una de las historias, las sentimos en carne propia. Las alegrías de la carrera de Rudy, el profundo y aterrador miedo de Max, los ojos plateados de Hans, la férrea voluntad de vivir de Liesel, todos son cercanos y dolorosamente reales. Todos viviendo sus vidas y sus sueños, sus dolores y alegrías pese a la guerra.
“La ladrona de libros” podría haber pasado como una novela más ambientada en la segunda guerra mundial, peor es una historia extraordinariamente contada, con pasión y ternura tras cada página. Una novela conmovedora y dura, un retrato complejo y real de personas que vivieron, amaron y sufrieron en una época difícil.